Sandra Azcona Ciriza

Se presenta el inicio de un caso clínico de musicoterapia individual con SAM, un adolescente de 12 años recién diagnosticado de Síndrome Williams (SW). Se observa cómo las buenas aptitudes y capacidades musicales de las personas con SW hacen de la música y en concreto de la improvisación clínica musical, un gran recurso terapéutico con el que entrar en relación y trabajar sus necesidades, aumentando con ello su nivel de bienestar y mejorando su calidad de vida, favoreciendo la disminución de ansiedad y miedos.